«Cuando el cuerpo está, pero la mente ya no». Esta frase, que resuena con miles de trabajadores, captura la esencia de la fatiga laboral crónica: un agotamiento que no termina al fichar la salida.
No se trata de fallas personales, sino de riesgos organizacionales críticos que impactan directamente la productividad, la seguridad y la retención del talento.
Según estudios recientes, el 40 % de los empleados a nivel global afirma sentirse tan exhausto que considera renunciar a su trabajo a diario.
En Colombia, este panorama ha impulsado un cambio legal fundamental: El Decreto 728 de 2025. Este decreto transforma el cuidado de la salud mental de una recomendación a una obligación legal para todos los empleadores, integrándola de manera formal en el Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST).
Este artículo es una guía completa para que las empresas puedan entender, medir y prevenir la fatiga laboral, asegurando no solo el bienestar de sus equipos, sino también el pleno cumplimiento de la nueva normativa.
La fatiga laboral es un desgaste progresivo que va más allá de trabajar muchas horas.
A menudo, es el resultado de una combinación de factores que agotan los recursos mentales y emocionales de los trabajadores.
Para entender su gravedad, es crucial diferenciarla de otros estados:
El estrés ocasional es la respuesta a corto plazo ante una exigencia o presión puntual.
Puede ser motivador.
Su duración es temporal y específico a una situación y sus síntomas normalmente son: reocupación, tensión, aumento de energía temporal
Según la definición, la fatiga laboral crónica es el desgaste físico, mental y emocional persistente por sobrecarga continua, sin recuperación adecuada.
Puede manifestarse en semanas o meses de cansancio acumulado.
y los síntomas más comunes son el cansancio constante, dificultad para concentrarse, irritabilidad.
Se define como el estado de agotamiento crónico, cinismo y reducción del desempeño, reconocido por la OMS (CIE-11) como un fenómeno ocupacional derivado del estrés laboral crónico no gestionado.
Se considera de duración prolongada, en resumen puede durar meses o años si no se trata.
Los síntomas más comunes son: Desapego emocional, desmotivación profunda, sensación de vacío, síntomas físicos.
Es precisamente la transición de la fatiga laboral crónica al burnout lo que el Decreto 728 busca interrumpir, reconociéndolo no como un problema personal, sino como una falla en el Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST).
Esta fatiga se alimenta de «causas invisibles» que a menudo se normalizan en la cultura laboral:
El impacto es medible. Según Gallup, los empleados desconectados debido al agotamiento presentan una productividad 18% inferior a la de sus colegas.
La fatiga laboral es un desgaste progresivo que va más allá de trabajar muchas horas.
A menudo, es el resultado de una combinación de factores que agotan los recursos mentales y emocionales de los trabajadores.
Para entender su gravedad, es crucial diferenciarla de otros estados:
Sus consecuencias se extienden a la salud pública y a la estabilidad financiera de las empresas.
El estrés laboral crónico tiene efectos fisiológicos y psicológicos devastadores. La evidencia científica es contundente:
Ignorar el bienestar mental de los equipos tiene un costo financiero directo y significativo:
Como líder, su rol es detectar las señales de advertencia antes de que se conviertan en una crisis. Utilice esta guía para evaluar el estado de su equipo:
Cinismo hacia el trabajo: Actitud negativa o cínica hacia las tareas y la organización. Además de una mezcla de Irritabilidad y Reacciones desproporcionadas o impaciencia con compañeros y clientes. También es común presentar dificultad para concentrarse, problemas para mantener el enfoque y cometer errores frecuentes.
Fatiga constante: Cansancio que no desaparece con el descanso de fin de semana, dolores de cabeza o estomacales sin una causa médica aparente y cambios en los hábitos de sueño: Insomnio o necesidad de dormir más de lo habitual.
El Decreto 728 de 2025 establece un mandato inequívoco para los empleadores: establecer acciones de promoción de la salud mental, prevención de problemas y trastornos mentales y del consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral.
Como empleador, debes saber que tienes ciertas responsabilidades por ley, al igual que tu ARL y tus trabajadores:
1. Responsabilidades de Empleadores y Contratantes: Deben desarrollar un plan de intervención basado en los resultados de la Evaluación de Factores de Riesgo Psicosocial.
Este plan debe incluir, como mínimo, las siguientes acciones:
El outsourcing en seguridad y salud en el trabajo (SST) se refiere a la práctica de contratar a una empresa externa para que proporcione servicios de seguridad y salud en el trabajo en lugar de tener un departamento interno de SST.
Algunas de las ventajas de la outsourcing en SST pueden incluir:
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